Como lo prometido es deuda y aunque tal vez sea un poco largo y haya que hacerlo en dos partes, aquí os hacemos entrega del artículo del escritor extremeño José A. Ramirez Lozano.
LIMBOCRACIA
En esta limbocracia en que vivimos, los hay tontos del Guiness y tontos de la boina. El futuro no nos deja más opciones. O con unos o con otros. Así que, si es joven o está en edad de merecer, elija usted cuál de estas dos Españas prefiere que le hiele el corazón.
Mire, le diré: el del Guiness es tonto comunal y ecuménico, que cree en la fraternidad humana y que suple su falta de imaginación con el tamaño. Tonto plural de tallas a medida. A saber: el que comulga con la publicidad más indigesta y peregrina a Cancún; el que hace del deporte universal filantropía mezclando colores y razas; el tonto valla, que es un tonto publicitario gratuito que lleva una marca en la camistea sin importarle un pito si lo colonizan o no; el tonto curricular o funcional, al que se le va haciendo la vista gorda en la aulas con diversificaciones y otras aguas benditas. O, también, por qué no , ese eurotonto de más lustre que se apunta a los máster y manda sus hijos a estudiar a los EE.UU. para hacerlos más de granja, sí, de esos que no reconocen ya el sabor del queso añejo ni las alcaparras. Éste, en suma es el tonto de lo grande que encuentra su santuario en el híper, un tonto pro-otan y prepotente que lava el más limpio, que tiene más prestacioens que ninguno y sueña con un todoterreno que le lleve a donde nadie llega.
Y podemos felicitarnos, porque el del Guiness, al fin y al cabo, es un tonto feliz y venial que prolifera en nuestra España cada vez con más arraigo y que está haciendo de nuestro país una guardería comunitaria, llena de campeonatos y conmemoraciones en los que no se siente la guerra.
El peor es el tonto de la boina. Este de la boina es un tonto malaleche, que usted podrá elegir o no, pero que yo en modo alguno le recomiendo. Bajo las boinas están las patrias pequeñas, los nacionalismos más miopes, los cráneos protoibéricos y el luto más rotundo, como un pobre sol de felpa que en otros tiempos cubrió la incultura de España. Le advierto que si opta por el de la boina no le arriendo la ganancia; ya ve usted Milosevic. En cambio si se decide por el del Guiness será usted un tonto subvencionado y con derecho a voto, un tonto de diseño, un tonto en regla, eso.
No se lo piense, hombre. ¡Eso de pensar ya no se lleva ni en la escuela!.
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1 comentario:
Me gusta este artículo.
Hacía tiempo que he dejado de entrar por aquí, estaba todo como "muy parado". Se agradece el re-comienzo.
Por favor podríais facilitarme más datos sobre el libro donde se encuentra recogido este trozo de escrito.
Muchas gracias.
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